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MANOS AL SUSTRATO

El mejor indicador de cuándo regar es nuestra experiencia. La enorme mayoría de las plantas “de interior” prefieren que su sustrato seque completamente entre riegos. Para poder determinarlo, nuestra recomendación va a ser siempre hundir los dedos en el sustrato, sentirlo. La especie de la planta, el tamaño y material de la maceta, el sustrato, la cantidad de luz que recibe, y la temporada son variables que cambian muchísimo la periodicidad del riego, por eso no vamos a indicar nunca “regar cada 3 días”.

Con el tiempo, sentir el sustrato de cada una de nuestras plantas nos va a hacer acumular experiencia sobre las necesidades individuales de cada una, y nos va a hacer disfrutar de un tiempo con ellas.

A rasgos generales recomendamos, cada 5 días en verano y una vez cada 10 días en invierno, sentir el sustrato de todas las plantas y determinar cuáles requieren riego. Cuando decidamos que es momento de regar hacerlo profusamente, verificando que no quede agua encharcada y que desagüe por el agujero de la maceta el excedente de agua.

Cuando decimos agua encharcada, nos referimos cuando el agua queda estancada en la superficie del sustrato y no baja, o bien queda en el fondo y no desagua. Si pasa esto, es importante revisar si el sustrato es correcto, probablemente esté compactado. Podes chequear la sección “sustratos” para más información.

Podemos dividir nuestras plantas “de interior” en tres preferencias: las que quieren que su sustrato seque entre riegos, las que prefieren un sustrato ligeramente húmedo, y las que necesitan una humedad en el sustrato de manera constante.
Los philodendrons, potus, draceanas, chamaedoreas, aspidistras, monsteras, hoyas, senecios, ficus, alocacias y singonios, son solo una parte de todas las plantas que prefieren que su sustrato seque bien entre riegos. Esto puede suceder en 3, 7 o 14 días, no importa. Únicamente vamos a regarlas cuando su sustrato haya secado.
Los ctenanthes, calatheas y algunos helechos, prefieren que su sustrato se mantenga ligeramente húmedo. Esto quiere decir que vamos a regar profusamente, como siempre, cuando notemos que el sustrato está casi seco.
Y por último, hay algunos helechos que van a preferir un sustrato húmedo constantemente. Para identificarlos y no pasarnos de riego, recomendamos esperar a regar hasta que notemos un síntoma de falta de agua, identificar cuán seco está el sustrato en ese momento, y la próxima vez regar antes de esa instancia.

Cuando empiece el otoño, las plantas van a entrar en un stand-by: detendrán o desacelerarán su crecimiento, y por las bajas temperaturas el agua se evaporará más lento. Por esto, es crucial que ajustemos nuestro riego. El criterio es siempre el mismo, el del sustrato, pero va a suceder menos a menudo.

OTRAS FORMAS DE REGAR

Hay algunas particularidades que hace conveniente regar de otras maneras a algunas plantas.

El helecho platycerium, o cuerno de alce, al tener frondes estériles, es decir hojas superficiales que tapan su sustrato, es conveniente regarlo por inmersión. Llenamos un balde de agua, y hundimos nuestra planta hasta que deje de burbujear. Las burbujas son el aire que estaba entre las raíces.

En el caso de las suculentas, como el senecio rowleyanus, o rosario, es importante que el riego no toque sus hojas esféricas, que el agua toque el sustrato.

Muchas plantas, especialmente los helechos, van a estar agradecidas de ser regadas en la ducha, así también limpiamos sus hojas y aumentamos la humedad ambiental, emulando el riego en la naturaleza.

Las plantas que prefieren un sustrato húmedo, a veces es conveniente regarlo por capilaridad. Es decir que vamos a apoyar nuestra maceta en un bowl o plato con agua, y lo vamos a dejar unos 30 minutos hasta que notemos que el agua llegó a la parte superior del sustrato. El agua asciende por el fenómeno de capilaridad. Es importante que el agua del bowl alcance la altura de la mitad de la maceta.

FALTA O EXCESO

No es falta de calcio, ni de hierro, ni de potasio. Nada de poner cáscara de huevos o pedazos de banana arriba de la tierra. No nos pongamos creativos, que el problema es nuestro.
El 90% del stress que aqueja a nuestras plantas es por nuestra responsabilidad, es por el riego. Y, lamentablemente, los síntomas de la falta y el exceso de agua son muy similares. Para identificar el problema lo más eficiente es pensar cómo fueron los últimos riegos que le dimos.

La falta de riego, sin llegar a niveles extremos, no es tan grave. Vamos a ver puntas de las hojas secas, la planta va a desechar las hojas más viejas, por lo que las vamos a ver amarillas. Se ponen de ese color porque la planta está mudando los nutrientes para aprovecharlos, es un proceso que se llama senescencia. Si no nos genera gran rechazo, es conveniente dejar que termine este proceso y no cortar las hojas amarillas, ya se secarán y caerán solas.
Otro síntoma de la falta de riego en muchas plantas, es que todas las hojas se verán lacias, o “tristes”, o curvadas. Si sabemos que no le damos atención hace mucho tiempo, y el sustrato está sequísimo, dimos en el clavo: es falta de agua. La regamos profusamente y la planta debería volver a su estado normal a las 24 horas. Las puntas secas o las hojas amarillas no se recuperarán.

El exceso de riego, por otro lado, mata a nuestras plantas. Las raíces respiran, y un sustrato húmedo por mucho tiempo asfixia las raíces de muchas plantas, se llama “asfixia radicular”. Si las raíces, o una parte de ellas, se pudrieron, una consecuencia directa es que el resto de la planta no puede hidratarse, por esto es que las hojas pueden estar lacias, y tener un aspecto “triste”, muy similar a la falta de agua.

El síntoma más grave y visible es la pudrición: tallos y raíces negros y blandos. Moscas rondando el sustrato, y manchas en las hojas,  un aspecto lacio o triste en el follaje.
Si estamos ante la duda, podemos revisar las raíces de la planta para verificar si están podridas, pero esto le generará más stress a la planta del que ya tiene. Por esto, recomendamos revisar el sustrato antes de regar y, ante la duda, no hacerlo y revisar en los próximos días.

En resumen, para determinarlo es mejor revisar mentalmente los últimos riegos que le dimos y la humedad del sustrato actual para no meter mano y empeorar la situación.
Si en el último riego que le dimos el sustrato no había secado, probablemente nos hayamos pasado.

AMIGOS DEL EXCESO DE RIEGO

Un sustrato nutritivo siempre es materia orgánica en descomposición. Si a esto le sumamos una continua humedad, esto incentiva la aparición de pequeñas moscas volantes superficiales o la aparición de hongos con forma bien evidente, de unos 3 cm de alto. Ninguno de los dos le hace mal a nuestra planta, pero son reflejo de que el sustrato está muy húmedo. Si no es una planta que lo requiera, deberíamos ajustar nuestro riego.

Además, un sustrato continuamente húmedo hace más probable la proliferación de otro tipo de hongos en las plantas, que se evidencian en general en el follaje, y pueden llegar a matar a nuestra planta.



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